Bruce Springsteen 2009/07/30 Benidorm & The E Street Band


Buenas a todos aquellos que me sigan por aquí, hacía bastante tiempo que tenía ganas de dejar cosas por aquí escritas.
Si hago una búsqueda en la memoria cognitiva de lo acontecido en estos últimos meses la verdad es que obtengo resultados, posiblemente los mismos que me han apartado de escribir aquí, de leer un poco, atender a unos y desatender a otros. Al final esto como atenderse a uno mismo para reflexionar, solo que tú también lo puedes leer.

Sin duda una de los momentos mágicos de fue el pasado concierto con el jefe "The Boss" en Benidorm, tuvimos la suerte de colocarnos entre los 3000 primeros y entrar al recinto que queda junto al escenario (previa carrera por el campo de futbol). A pesar de ir mojados de las mangueras en la cola y cansados de la espera, fue espectacular poder disfrutar de un espectáculo de tres horas, con buena orquesta y con líder que precisamente creo que su mayor virtud es no estar a en las alturas.

Por otro lado "The Big Man" Clarence Clemons en el saxo apoyado sobre unas muletas, su aspecto duro con el toque "elegante" de sus uñas doradas, hicieron sobre el saxo (cuando ajustaron el sonido) una velada para cerrar los ojos y dejarte llevar.
La ternura de este anciano ya, transmitía felicidad una sonrisa o un gesto hacía su público hacía notar su nobleza, el caso que era muy contagiosa.

Esto me recordó a un experimento que leí y que a continuación pego aquí:

Hace unos años un científico curioso realizó un experimento con dos grupos de personas; a un grupo se le suministró una sustancia llamada naloxona, utilizada para tratar adición a las drogas ya que bloquea los receptores cerebrales, y al otro grupo se le dio un placebo ( ;) por cierto menuda full lo del concierto de la MTV en CT me decepcionaron).

Ambos grupos escucharon su música preferida durante el mismo tiempo y al final se constató que los que tomaron el placebo disfrutaron de la audición como siempre lo habían hecho, mientras que el grupo que ingirió nalaxona reportó una disminución drástica del placer al escuchar música.

Sus receptores cerebrales fueron bloqueados y no registraron las endorfinas que normalmente se producen al escuchar música y por lo tanto su placer disminuyó dramáticamente.

Se recomienda a las personas estresadas la práctica de algún ejercicio físico, lo que va a producir una sensación de bienestar precisamente por las endorfinas que genera el cerebro. Combinando el ejercicio con la audición de música agradable se potencia el efecto calmante y su duración es mayor.

La música se ha convertido en una herramienta muy efectiva en tratamientos de muy diversa índole, desde el estrés de un día terrible, hasta el mal de Parkinson, la ayuda a niños y jóvenes con deficiencias y el cáncer.

Pero no hay que esperar a tener un problema para acudir a la música terapéuticamente sino inculcarla y enseñarla desde niños para que forme parte importante de nuestra vida y nos ayude en la obtención de un maravilloso y sano placer.

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